sábado, 28 de marzo de 2009

El Artefacto.

Un goterón rodó por su nuca. Estaba comenzando a llover y parecía que iba a ser fuerte. Apretó el paso y empujó la pesada puerta de un portal cualquiera en una calle cualquiera del frenético Londres actual.
El pasillo estaba mal iluminado y el frío de las paredes húmedas lo caló por dentro. Al fondo, tras unas escaleras de caracol medio desvencijadas, había una puerta entreabierta por la que se colaba una luz dura y espesa. El olor a musgo. El sonido del agua. El golpe del portal al cerrarse lo sobresaltó y lo obligó a reanudar el paso un poco vacilante. Caminó por los adoquines evitando los que tenían pintado un sol y una luna tal y como ella le había recomendado, y, llegando, empujó la puerta y puso el primer pie dentro.
Nada que ver con lo que se había imaginado. La estancia no era desagradable y el olor de las antiguas bibliotecas se colaba entre sus fosas nasales recordándole su época de estudiante. El pasillo principal se dividía en otros tantos a los lados algunos de los cuales tenían una puerta, o una ventana o una entrada elevada a la que él no podía explicarse como acceder. Pero de todas emanaba una luz de distinto color.
Al fondo, frente a un pequeño escritorio lleno de torres de libros un viejo pequeño y empolvado levantó los ojos por encima del libro y de sus gafas redondas y miró fijamente a Isrrael provocándole un vago escalofrío.
Pero el viejo sonrió y, con lentitud pero sin apartar la mirada, se levantó y caminó hacia Isrrael despacio y cojeando del pie derecho a cada paso impar.
- ¿Quién te envía?
Isrrael tartamudeó, vaciló por un momento. Pero no le dio tiempo a contestar.
- Bien, ha mantenido la cadena. ¿Estás nervioso?
La mirada del viejo se clavó en su carne, pero después volvió a sonreír.
- No se preocupe, joven, no pasará nada. ¿Se lo han explicado?
- Más o menos... sé que apenas es un experimento.
Silencio infinito. El viejo inamovible. La mirada fija.
- ¡Exacto! - exclamó repentinamente- Y, como tal, usted es un conejillo de indias. ¿Le interesa vivirlo?
Silencio infinito. Isrrael inamovible. La sonrisa aflorando.
- Sin duda alguna.